martes, 2 de marzo de 2010

"Ticks", de Tony Randel


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "Infested"/ Dirección: Tony Randel/ Guión: Brent V. Friedman/ Producción: Brian Yuzna/ Fotografía: Steve Grass/ Montaje: Leslie Rosenthal/ Música: Daniel Licht y Christopher L. Stone/ Diseño de Producción: Anthony Tremblay/ Efectos Especiales: Doug Beswick/ Intérpretes: Rosalind Allen, Ami Dolenz, Seth Green, Virginya Keehne, Raoy Oriel, Alfonso Ribeiro, Peter Scolari, Dina Dayrit, Michael Medeiros, Barry Lynch, Clint Howard, Rance Howard, Timothy Landfield. USA. 1993. Color, 86'.

Aunque a veces pueda parecerlo, debe ser que no resulta tan difícil crear obras que aún dentro de una intencionalidad modesta, puedan llegar a cumplir de manera efectiva con las exigencias de los espectadores que sólo busquen algo entretenido y una narración lo suficientemente atractiva como para engancharse al sillón y limitarse a pasar un buen rato.

Pues algo tan obvio, en ocasiones se confunde o se enmascara detrás de subproductos que se nos quiere vender como "intrascendentes" o "faltos de pretensiones" y que al final son pura bazofia. Cuando lo cierto es que nadie ha dicho que "modestia" tenga por qué ser sinónimo de "ínfima calidad". Por suerte, aunque es lo más habitual, no siempre ocurre.

Y en ocasiones, aparecen obras como ésta "Ticks", dirigida al mercado doméstico, pero con todos los aditamentos oportunos para convertirla en un pasatiempo más que satisfactorio.

Con un espíritu muy de los ochenta, Tony Randel (autor de la también interesante primera secuela de "Hellraiser"), construye esta típica fábula de bichos mutantes que atacan a un colectivo. En este caso, los bichos son unas garrapatas ciertamente repulsivas y el colectivo un grupo de chavales de índole marginal que van a parar a un paraje natural (pero muy mal escogido, por lo que esconde) de manos de unos tutores muy bien intencionados pero tirando a torpes.

Garrapatas que mutan, se agigantan y se vuelven agresivas nada menos que por la acción descontrolada de unos fabricantes furtivos de drogas, que serán los primeros en sufrir las consecuencias.

El esquema narrativo es tópico y en ese sentido no cabe esperar nada nuevo. Pero, por contra, Randel hace un muy buen uso de los efectos especiales, demostrando una vez más que en ocasiones la imaginación y el talento sirven a las mil maravillas para ocultar o disimular las carencias presupuestarias. Lo cierto es que aquí el carácter "artesanal" de las criaturas da el pego muchísimo más que si estuvieran creadas digitalmente (algo que en la época de la película, 1993, ya empezaba a ser lo más habitual).

Igualmente, entre el reparto encontramos caras conocidas, como a un joven Seth Green antes de dar el salto a productos de mayor envergadura, o al inolvidable Carlton de "El Príncipe de Bel Air" (Alfonso Ribeiro). O también la siempre agradecida y carismática presencia de Clint Howard.

El caso es que todo en "Ticks" es tan bienintencionado y está hecho con un nivel tan evidente de "somos plenamente conscientes de nuestras limitaciones, pero queremos hacéroslo pasar bien", que a la postre lo que nos ofrece es una hora y media de evasión sin interrupciones, al viejo estilo. Lo cual es mucho más de lo que algunos (con muchas más estridencias) pueden decir. Que en tareas de producción aparezca el nombre de Brian Yuzna, ya dice mucho, en ese sentido.

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